
Autor: Wilfredo Amr Ruiz, Esq. Fuente: EL Nuevo Dia, San Juan, PR Viernes 16 de Septiembre de 2011 La
próxima solicitud de admisión como estado de la Palestina al pleno de la
Organización de las Naciones Unidas es quizás uno de los eventos de más
trascendencia en política internacional contemporánea. A pesar de no tener el
efecto de admisión y reconocimiento inmediato de la Palestina como estado en la
comunidad internacional; sí tiene efectos importantes en el ajedrez
geopolítico. La oposición estadounidense a esta solicitud será vista por muchos
como un desdén de los EEUU para con los árabes. Ello explica el extraordinario
esfuerzo del Departamento de Estado enviando experimentados negociadores para evitar la
solicitud palestina que se augura apoyen sobre 140 países.
A
la visión de una política israelí renuente a negociaciones honestas se le suman
voces hasta de la misma comunidad hebrea. Voces que objetivamente reconocen que
las posiciones israelíes apoyadas incondicionalmente por EEUU muestran a ambos como países opuestos no sólo
a Palestina sino a la mayoría del mundo. No es raro entonces leer en el
rotativo Haaretz a Yoel Markus, criticando
abiertamente la política intransigente de Netanyahu y solicitando su salida. Tampoco
es raro escuchar al ministro de defensa Ehud Barak reconociendo el deterioro de
Israel con su vecindad e incluso de sus lazos con EEUU. Por ello Barak solicitó
a Netanyahu convocar una sesión especial para discutir cómo detener la
precipitosa caída de Israel en aislamiento internacional.
Resulta
innegable la merma significativa del temor que en otrora provocaba el mollero
político y militar norteamericano-israelí. No tienen el mismo efecto las amenazas
de eliminar ayudas financieras; de continuar dividiendo comunidades árabes
cristianas y musulmanas con “murallas chinas”; del acrecimiento de los
asfixiantes puestos de cotejo israelíes en territorios palestinos; ni de
agravar el mísero acceso de palestinos a recursos de agua. Tampoco causan temor
las amenazas del ministro Avigdor Lieberman de aumentar a niveles sin
precedentes la colonización y expansión de Israel en la Cisjordania; política
declarada por la ONU como contraria al derecho internacional.
Israel
está en su peor momento y progresivamente se debilita de su imagen e influencia
internacional. Al apoyo tibio de los EEUU súmenle que recientemente Turquía, con
quien tenía lazos de cooperación militar, decidió retirar sus diplomáticos de
alto nivel protestando por la negativa israelí de excusarse por el operativo
militar donde mataron 9 activistas turcos dentro del barco Mavi Marmara, cuando el pasado año trataban de romper el bloqueo
naval a Gaza. Hoy Israel resiente la
ausencia del tirano Mubarak en Egipto teniendo en vez que lidiar con las relaciones
más frías desde la firma del acuerdo de Camp David. Egipto se niega a contribuir
con el bloqueo a Gaza e incluso ha abierto el canal de Suez a la navegación
militar iraní. Para agravar aún más la situación ha surgido la crisis del
asalto reciente a la embajada israelí. Hechos
provocados por el deterioro de la situación originada cuando fuerzas israelíes dieron
muerte a varios soldados fronterizos egipcios días después de sufrir un ataque.
Luego Egipto incumplió su amenaza diplomática de retirar su embajador de Israel
hasta tanto se ofrecieran excusas oficiales por los sucesos. La altiva negativa de Israel a excusarse, sumado
al cambio de parecer de parte del gobierno egipcio, provocó la ira popular que
desembocó en el aludido asalto.
El
mundo exige a Netanyahu que abandone su política de intransigencia, arrogancia
política y manipulación diplomática. En vez sus políticas deben abrirse a un
camino de honestidad en las negociaciones; pues tal como opina Yoel Markus: el mundo no le cree. Por ello también la parlamentaria israelí Tzipi
Livni denunció que Netanyahu ha llevado a Israel a la peor situación
diplomática posible. |