Diez años después

posted Oct 14, 2009, 11:11 PM by coss admin   [ updated Sep 17, 2011, 9:36 AM ]
Voces/30 de Agosto 2011
La historia del mundo moderno definitivamente se enmarca en antes y después del 11 de septiembre de 2001,
conocido como el 11-S. El décimo aniversario de los atentados terroristas nos invita a la reflexión sobre dónde estamos respecto al cuidado de las víctimas, seguridad nacional, libertades civiles, asuntos religiosos, cobertura de medios y percepción internacional. 

La cobertura mediática de los asuntos religiosos se ha transformado. Un estudio del Centro Investigativo Pew demostró que durante el año 2010 el Islam dominó la cobertura sobre religión, duplicando además la atención a temas religiosos que aumentaron del 1% a un 2%.

Los líderes políticos y religiosos hacen mención del 11-S tanto con el espíritu genuino de honrar la memoria de las víctimas como con agendas de desinformación e intolerancia. Respecto a ésta última utilizan a las víctimas para tomar ventaja política o para ganar adeptos a sus causas a costa de promover estereotipos negativos etnico-religiosos. 

En esa línea escuchamos las imputaciones de que Obama era musulmán y otras aún más perturbadoras que demonizan al Islam, en ocasiones organizando oposiciones a la construcción de mezquitas y propagando discursos de miedo del advenimiento en Occidente de una ley islámica (Shari’ah) distorsionada. 

Los alegados padrinos de la nefasta agenda son el Tea Party e individuos como Joe Kauffman, Pamela Geller, los congresistas Peter King y Allen West, junto al candidato presidencial republicano Herman Cain. Alarmante resulta el que ha quedado demostrado que estos discursos encuentran oídos fértiles en personas capaces de cometer atrocidades inspirados en esta retórica islamofóbica. Así fue en el caso del terrorista noruego Breivik quien asesinó a mansalva a cerca de 100 inocentes. 

La vergonzosa ausencia de preocupación por las víctimas del 11-S por parte de estos pseudolíderes los expone. Ninguno se conoce por envolverse en proyectos de bienestar para con las víctimas de los atentados y sus familiares, quienes sufren desempleo e incapacidades a causa de los traumas físicos y psicológicos a raíz de esta tragedia. 

El 11-S ha tenido consecuencias funestas en lo que respecta al respeto y protección de los derechos civiles. Hoy sufrimos un desgaste progresivo de los derechos civiles por las casi intocables agencias de seguridad del Estado. Mientras algunas se acercan para trabajar en equipo con las comunidades musulmanes educando y previniendo desastres futuros, otras tiran por la borda el tímido progreso de estas relaciones. 

Coincidiendo con este aniversario, Prensa Asociada acaba de publicar un reportaje investigativo en el que se señala que el Departamento de Policía de Nueva York ha levantado un esquema de “dossiers” o “carpetas” a la comunidad musulmana de la ciudad con la colaboración de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Una agencia que debería dedicar sus recursos legales al plano internacional y no doméstico. Bajo este cuestionable y siniestro proyecto se comenzó a trazar un mapa antropológico identificando las comunidades musulmanas y las costumbres de quienes la componen: que si van a tal o cual cafetería, qué libros sacan de bibliotecas, en qué mezquitas rezan, dónde realizan sus compras. Preocupante por demás esta dinámica.

Los nefastos resultados de las “guerras contra el terrorismo” han sido la estrepitosa caída de la economía, cientos de miles de refugiados desplazados, otros miles de muertos inocentes y decenas de miles de soldados mutilados o muertos en combate. Añadamos a esto la enorme tasa de suicidios de aquéllos que la guerra les pagó privándolos de sus facultades mentales. 

Nuestra triste realidad es que a diez años del 11-S no estamos más seguros, y peor aún, la imagen de Estados Unidos en el mundo islámico sufre de un deterioro progresivo sin precedentes. 

Todo esto sólo diez años después.
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